La lamentable situación del periodismo en España

    ¿Por qué es relativamente sencillo encontrar trabajo como profesor o maquetador y no como periodista? Porque se sabe o no cuándo se utilizan las preposiciones “in” y “on”, se sabe o no utilizar un programa de diseño, pero todo el mundo sabe más o menos escribir y no se le da la debida importancia a hacerlo con corrección.

    Entre la fauna periodística hay “enchufados” y becarios explotados (hasta que se cansan de sus pésimas condiciones, que suele ser justo cuando han aprendido el oficio) que escriben fatal; he llegado a leer auténticas barbaridades lingüísticas, estilísticas y de contenido. También se invita a famosos a redactar una columna escriban como escriban y sean expertos en el tema a tratar o no. Por no hablar de los contertulios en ciertos programas de radio que lo mismo opinan de economía que de relaciones internacionales, ciencia y tecnología o danzas versallescas.

    Asimismo, hay pocos medios para absorber a los buenos plumillas. Ojalá todos compráramos el periódico. Ojalá la gente fuera consciente de lo vital que es leer a quien ha estado allí o ha comprado la información a quien ha estado allí en vez de la opinión de Fulano (que ha copiado a Mengano) en las redes sociales. Aunque no sé de qué periódico estoy hablando porque casi siempre se tiende a mezclar información y opinión.

    La mayoría de los periodistas en activo que conozco no han estudiado Periodismo. ¿Para qué sirve entonces esa carrera? ¿y sacar Matrículas de Honor en ella? Nos dicen cuando la estudiamos que las asignaturas de Redacción Periodística, Ética Periodística y Empresa Informativa son fundamentales. ¿Entonces les falta profesionalidad a esos periodistas, pues no las han estudiado, o es que nos engañan en la universidad? Me da la impresión de que las facultades de Ciencias de la Información no son más que negocios desconectados de la realidad laboral española. Lo mínimo que podrían hacer sería informarse y orientar a los posibles estudiantes sobre sus salidas profesionales reales.

    Lo peor es que se denuncian los “sweatshops” asiáticos en los que los trabajadores acometen jornadas laborales de 14 horas pero se acepta como algo normal trabajar 14 horas o más en un medio o agencia sin cobrar horas extras (los famosos “cierres” y “precierres”).

    En mi experiencia siempre ha sido lo mismo trabajar como periodista a sueldo en España: jornadas inhumanas, sustituciones temporales, sueldo insuficiente (a veces miserable), temas superficiales, líneas editoriales secuestradas o diversas permutaciones de esos factores; por eso el periodismo dejó de ser mi actividad principal. Si alguien me ofreciera una oportunidad digna, estaría dispuesta a aceptarla trabajando con dedicación, agilidad, honestidad, cierta flexibilidad y perfeccionismo.

    He tenido la suerte de que me apasiona igualmente algo que es lo suficientemente técnico como para que sólo se pueda valorar y remunerar a quienes están preparados para ello: los idiomas. Por otra parte, es fantástico escribir sobre lo que a uno le interesa realmente y venderlo en lugar de ser mercenaria de la palabra, y hay quienes reconocen la calidad y la compran. Pero haber salvado mi situación personal no hace que la situación del sector sea menos lamentable.


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